Hoy en día, los profesionales no podemos no saber acerca de la microbiota, esa gran población de microorganismos con la que convivimos en nuestro cuerpo y que, en un adultx, puede llegar a pesar dos kilogramos.
La microbiota tiene múltiples funciones:
- Nos protege de enfermedades.
- Nos ayuda a absorber nutrientes.
- Entrena nuestro sistema inmune.
- Fabrica neurotransmisores que tienen que ver con nuestra percepción del dolor, el estrés y las relaciones humanas.
El camino para formar nuestra microbiota comienza desde antes de la concepción con la microbiota de la futura persona gestante y, luego, durante el embarazo. Sin embargo, el nacimiento y la alimentación del recién nacido son momentos clave para esta microbiota.
Los profesionales debemos saber esto ya que a través de un nacimiento respetado y amoroso, y un establecimiento precoz y acompañado de la lactancia materna (si es deseada), si las condiciones de salud del bebé (o los bebés) y su madre lo permiten, podemos prevenor, a corto y largo plazo, gran cantidad de enfermedades como hipertensión, diabetes, alergias, enfermedades intestinales e infecciosas, y muchas más.
¿Qué pasa si, por alguna complicación de salud, no se puede ese primer abrazo, esa primera teta enseguida? En estos casos, nada que abrazarse mucho mucho y alimentarse sano no solucione. No hay excusa: cada día sabemos más acerca de la microbiota. Y no lo podemos ignorar.