Microbiota y cerebro

microbiota cerebro

Cuando hablamos de microbiota nos referimos al conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos, levaduras, arqueas y protozoos) que forman parte de nuestra humanidad. El ser humano no puede sobrevivir solo: esa microbiota que se encuentra en nuestro intestino, en nuestra piel, en la vía respiratoria y en innumerables zonas de nuestro cuerpo es un órgano gigante y difuso que cumple diferentes funciones.

Gran parte de las bacterias que forman la microbiota se encuentran en nuestro intestino. Existe una conexión directa entre el cerebro y el intestino, de ida y vuelta. Los pensamientos, las percepciones y los sentimientos generan acciones en el intestino (por ejemplo: ¿Cuántos de nosotros la pasamos en el baño antes de un examen?).

Los productos que generan las bacterias intestinales, el tipo de bacterias y su interacción con las células intestinales también producen interacciones en nuestro cerebro. Acciones que van desde cómo nos sentimos a cómo percibimos el dolor, cómo nos relacionamos con otras personas y cómo prestamos atención. ¡Sí, sí, sí!, las bacterias participan en esto, ¡y también en la infancia!

Si estamos en un estado de disbiosis intestinal (cambios negativos en la composición de la microbiota), todas estas funciones también se pueden ver alteradas.

¿Cuáles son las causas de la disbiosis?


Una de ellas, muy importante, ¡es la alimentación! Los ultraprocesados lastiman la microbiota sana, favoreciendo así la disbiosis.

Cuando hablamos de alimentación saludable para la prevención de enfermedades a corto y a largo plazo, también hablamos de esto. No es un fundamentalismo ni un capricho: es prevención en salud dar información para que las personas puedan elegir conscientemente, sin las mentiras de la publicidad.

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