La disbiosis es la alteración de la microbiota intestinal. No solo comprende el crecimiento de bacterias “malas” sobre bacterias “buenas”, sino que también tiene que ver con el metabolismo de esos microorganismos (cómo funcionan) y su distribución. Las bacterias están en toda la superficie del intestino; pero algunas viven más felices en el colon, otras en el duodeno, y así…
La disbiosis puede cursar con sobrecrecimiento de bacterias u hongos patógenos, y la pérdida de las bacterias que ejercen funciones importantes en nuestro cuerpo.
Recordemos que la microbiota ayuda a digerir alimentos, produce vitaminas, modula el sistema inmune y genera ¡neurotransmisores! (sustancias que infieren en nuestra atención, comportamiento y respuesta al estrés). Sí, lo que tenemos en el intestino repercute directamente en el día a día.
Estos cambios negativos en la microbiota ocasionan inflamación, lo que hace a la persona más susceptible a enfermarse a corto plazo. Esta inflamación se puede cronificar, y generar así enfermedades crónicas no transmisibles.