Volver al trabajo remunerado

A veces porque lo deseamos.
A veces porque no queda otra y hay que pagar la luz.
Casi siempre duele.
Hay un abrazo infinito para decir "Chau, en un ratito vuelvo" y dejarlos en brazos de papás, abuelas, niñeras, maestras.
Se descongelan leches, se preparan mochilitas, se toman colectivos.
Se prepara con amor a esos seres imposibles de chupete y uniforme...
Y las horas pasan esperando el reencuentro.
Con suerte, en un trabajo elegido y amado.
Y muchas otras veces, en uno necesario para sobrevivir
Las horas pasan...
Hasta llegar y caer en esos bracitos tibios.
Las boquitas ansiosas.
El olor a bebé.
Y ahí, en esos amores plenos, las horas dejan de pasar.

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