Niñez y exploración genital

exploración genital

Una pregunta muy común que me hacen en el consultorio y por las redes es: «Se toca los genitales… ¿es normal?» .

La autoexploración es una práctica habitual en todas las personas, y obedece al reconocimiento del propio cuerpo, imprescindible para el desarrollo.

Sin embargo, desde la mirada adulta nos pone «incómodos». Para charlar de esto invité a @sexologia.actual, quien nos cuenta un poco más:

¿Por qué nos incomoda?

Porque «leemos» sus manifestaciones desde la sexualidad adulta, desde lo que nosotros sentimos y vivenciamos.

¡Recordemos! La sexualidad nos acompaña toda la vida y va teniendo diferentes expresiones. Une niñe que se toca, simplemente lo hace porque es una sensación agradable, por curiosidad de explorar su cuerpo. Y esto es muy importante para un buen desarrollo psicofísico.

Somos seres sexuados desde que nacemos, pero… ¡Importante!, la sexualidad es un concepto mucho más amplio que la genitalidad. También nos habla de nuestras emociones, de cómo las expresamos y nos sentimos.

Observemos a nuestrxs bebés cuando les cambiamos el pañal: así como se tocan sus piecitos, la nariz y las manitos, también se tocan sus genitales. Los reconocen como placenteros y, de esta manera, también los están incorporando a su esquema corporal. Tocando es como exploran el mundo y sus cuerpos.

En niñes de entre 2 y 4 años, es frecuente observar que si una vez se frotaron contra algo y les resultó agradable la situación, lo volverán a hacer. Irán nuevamente en búsqueda de ese estímulo. Aquí también hablamos de proceso y tiempos ya que probablemente a los dos años costará más que incorporen el concepto de privacidad, pero esto de ninguna manera será motivo para censurar la autoexploración.

Entre los 4 y los 6 años empiezan a poder incorporar más fácilmente el concepto de privacidad, y está bueno transmitírselos.
Pero, ¿qué hago si continúa tocándose en presencia de alguien, aun cuando le explico que debe hacerlo en privado?

En este caso podemos alejarnos un poco, no mirar y ponernos a hacer otra cosa (aunque estemos en el mismo ambiente). De a poco iremos transmitiendo el concepto de intimidad hasta incorporar esta palabra también en un aprendizaje.

A partir de los 6 se instala lo que llamamos «diques psíquicos». Aparecen el asco y la vergüenza, y puede mermar un poco la actividad autoexploratoria.

Nuevamente, llegando a la pubertad, vuelven a surgir los impulsos sexuales con toda la revolución hormonal.

Nunca censurarlas. Hay que recordarles que, si bien sabemos que acariciarse es algo muy lindo y que está bien que lo hagan, es algo íntimo y debe hacerlo en privacidad, en su habitación, en el baño.

También recordándoles que a sus genitales solo ellxs deben tocarlos, y solo alguien más si necesitan asistencia en la higiene.

Acompañándolxs de esta manera, lxs estaremos educando en la cultura del placer y del cuidado que tan ausente estuvo en nuestras generaciones.

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