Columna especial en BigBangNews
Hoy en día, la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión y el cáncer, entra otras, no sólo afecta a adultos, sino que también hace mella en los niños y niñas. El paradigma de «niño gordito, niño sano» sigue estando en nuestro imaginario cultural, producto de que, seguramente, nuestras familias pasaron por muchas privaciones años atrás. Esto, hoy en día, no es así: tenemos acceso a alimentos, pero generalmente de escasa calidad y que afectan en forma negativa nuestra salud.
La malnutrición infantil, visualizada tanto como desnutrición, sobrepeso u obesidad, interpela a todos los estratos económicos. No hay familia que no quiera lo mejor para su hijo o hija y, por eso, se gasta muchísimo dinero en productos promocionados por la industria alimentaria. Postrecitos que prometen que «los chicos van a crecer más fuertes», leches azucaradas que dicen que «ayudan al desarrollo del cerebro» y galletitas que ostentan aportar calcio, entre otros ejemplos.
A medida que los bebés van creciendo y se van acercando al momento de iniciar la alimentación complementaria surgen muchas dudas e interrogantes: ¿qué puede comer? ¿Le puedo dar «probaditas» antes? ¿Tiene que dejar la leche? Vamos con algunos puntos importantes alrededor de estos temas.
¿Cuándo se empieza la alimentación complementaria?
La Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Argentina de Pediatría sugieren mantener la lactancia exclusiva hasta los seis meses y, a partir de allí, iniciar la alimentación complementaria. Un bebé menos a seis meses no necesita otros alimentos, más allá de su leche. No necesita agua, ni una papillita de fruta, ni un poco de gelatina. La leche de su mamá o la fórmula que tome, cubren todas sus necesidades.
No todos los bebés comienzan a comer el día que cumplen seis meses
Es preciso observar a los bebés en su desarrollo madurativo y sus pautas de crecimiento. ¿Se sienta solo? ¿Se mantiene sentadito solo? ¿Le interesan los alimentos? No apurarse: cada niño o niña tiene sus tiempos. Se puede empezar la alimentación complementaria a los seis meses y medio o incluso a los siete meses. Se sugiere no esperar mucho más, porque existen «ventanas» de aprendizaje, momento en el que el bebé está más predispuesto e interesado a explorar alimentos y porque necesitamos ofrecer alimentos con nutrientes importantes, como el hierro.
¿Qué cantidad debe comer el bebé?
La que desee. ¿Cómo? Sí, como han leído. Nuestra responsabilidad es ofrecer alimentos sanos y sencillos, adaptados a cada edad. Por ejemplo: cuando recién empiezan a comer, ofreceremos trozos blanditos o alimentos pisados, de acuerdo a lo que desee cada familia, pero la cantidad la decidirá el bebé. Nunca forzaremos a un bebé, niño o niña a comer. Repito: nuestra responsabilidad se basa en ofrecer alimentos saludables, no tener en casa productos que no lo sean y dar el ejemplo.
¿Tengo que destetar al bebé?
Para nada. La alimentación complementaria es eso: un complemento a la leche. La leche materna o la de fórmula, cualquiera sea el caso, será el principal alimento de ese bebé por lo menos todo el primer año de vida.
Y, ¿qué le puedo dar de comer?
Los bebés pueden comer, desde que inician la alimentación complementaria, un largo listado de alimentos que incluye:
- Frutas
- Verduras
- Legumbres
- Cereales
- Huevo
- Carne
- Pollo
- Pescado
- Frutos secos
- Semillas
El listado sigue con infinidad de otros alimentos, siempre adaptados a su edad. Por ejemplo, cuando hablamos de legumbres, con las que se pueden atragantar por su forma y tamaño, sugerimos ofrecerlas en forma de harinas -fainá de harina de garbanzo, fideos de harina de lentejas- o en forma untable, como el hummus. Lo mismo con los frutos secos: no se sugiere ofrecer maní o girasol entero antes de los cuatro o cinco años, pero debemos ofrecer pasta de maní o untables de girasol.
¿El huevo, el pescado, el maní, el tomate, la frutilla, el kiwi no dan alergia? ¿No son muy pesados? En los últimos años, las recomendaciones han cambiado y hoy por hoy se sugiere incorporar todos estos alimentos en forma temprana, de a uno a la vez, y observando las reacciones del bebé. Pero no hace falta esperar a una determinada edad. Si esperamos, mínimo, a los seis meses para empezar con la alimentación complementaria, el intestino del bebé es perfectamente capaz de digerirlos.
La alimentación complementaria es un mundo fascinante de exploración y emociones para los bebés. Poder explorar, jugar, embadurnarse, oler y sentir los alimentos es fundamental para su desarrollo. Y para nosotros, los adultos, una oportunidad de mejorar nuestra alimentación y repensar nuestros hábitos alimentarios.