Como ya hablamos en posteos anteriores, el intestino es un lugar pletórico de microorganismos que viven en un equilibrio dinámico y que interaccionan con todos los otros órganos del cuerpo, entre ellos el cerebro.
Los alimentos pasan al intestino como parte de la digestión, y allí se encuentran con varios factores que determinan su destino.
- El intestino tiene una barrera que lo protege, y que también protege al organismo de que los productos no digeridos, muchas toxinas y los microorganismos propios e ingeridos y sus productos pasen directamente al torrente sanguíneo. El intestino, con toda su maquinaria, elige qué pasa a la sangre y qué no.
- Esta barrera está formada por diversas instancias. Entre ellas se encuentra el moco que producen ciertas células, las mismas bacterias que habitan allí y las uniones entre las células que lo conforman.
- Cuando el intestino está inflamado, por ejemplo por una disbiosis, esta barrera sufre, el moco se achica y se agrandan las uniones entre las células, dando lugar a la permeabilidad intestinal.
¿Qué produce la permeabilidad intestinal?
Que las sustancias que no deberían pasar a la sangre, pasen. Esto genera una inflamación que puede volverse crónica y afectar a diversos órganos, a corto y a largo plazo. Tiene relación con la diabetes, la enfermedad cardiovascular y otras enfermedades crónicas no transmisibles.
La alimentación rica en productos ultraprocesados y baja en fibra está vinculada con la permeabilidad intestinal. Es por eso que trabajamos para concientizar y asegurar, desde lo estatal, la alimentación saludable y basada en alimentos simples, toda la vida.
Fuente: Curso Virtual Microbiota. Sociedad Argentina de Pediatría, 2020.