“Hoy no puedo más, hago lo que puedo”

pandemia y crianza respetuosa

A veces no tengo ganas de hacer nada. Esta situación de pandemia es aplastante. ¿Otro año sin abrazar gente querida? ¿Otro año de reuniones virtuales infinitas? A veces no hay ganas de encontrarle la vuelta “buena” al asunto.

“Paren el mundo, me quiero bajar”… Y un nuevo día comienza.

Sí, estamos agotados. Vivimos en este mundo que estamos arruinando; y el mundo responde tomando medidas desesperadas para sobrevivir.

Y ellas y ellos nos miran. No entienden por qué estamos irritadas e irritados todo el tiempo.

“Vení, mamá, juguemos” “Dejá de lavar platos” “Pará de hacer recetas” “Dejá de mirar ese teléfono infame

-“Ya voy, ya voy…”

“¡Vení, mamá!” 

“¡Ya voy!”

Llanto. ¿Llanto, por qué? Estoy acá. Estoy y no estoy, porque estoy trabajando al mismo tiempo, porque el alquiler hay que pagarlo y las cuentas también.

Perdón, mi amor. No tengo más que explicarte que somos personas cansadas afrontando situaciones inesperadas. Perdón por perder la paciencia cuando tu pequeño mundo también está sufriendo.

De la mano, pasaremos esta y muchas más. Te prometo que juntos vamos a aprender una pila de cosas; y que mañana nos vamos a levantar, vamos a hacer panqueques, vamos a mirarnos a los ojos y, como siempre, vamos a sonreír.

Siempre es un buen momento para recordar: “Hoy no es siempre”.

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