Biencriar y malcriar

Malcriar y biencriar
  • “No le hagas upa que lo vas a malcriar”
  • “Dejala que llore un poco, no pasa nada”
  • “¿Hasta cuándo va a dormir con vos? Ya te dije que tiene que dormir en su cuna”
  • “Hay que darle el chirlo a tiempo sino no aprende más”
  • “No lo mimes tanto que va a ser un malcriado”

BLA – BLA – BLA ….

Malcriar no es levantar al bebé de la cuna para achucharlo, malcriar es emplear la violencia. Malcriar es “el chirlo a tiempo”, la tirada de oreja, el descuido, el abandono, la violencia psicológica (“no servís para nada”, “nadie te va a querer”, “si seguís portándote mal me voy y te dejo solo”…).

Las consecuencias de la violencia son muchas. Para un/una niñx es muy complejo comprender por qué la persona que debería protegerlx y cuidarlx lo lastima física o psicológicamente. Crece creyendo que merece ese trato, y probablemente se relacionará de esa manera en su accionar cotidiano.

Muchos mapadres que ejercen violencia sobre sus hijxs no consideran que
están siendo violentos. No saben otra forma de relacionarse. La frustración y la impaciencia hacen que no encuentren las palabras para expresarse y terminen desbordando. Tal vez lo que no nos parecía violento en una época, ahora sí nos lo parece, y esto da pie a reflexionar. Poner en palabras esos sentimientos de desborde. No con culpas y angustias, sino buscando ayuda, en ocasiones hasta profesional.

Nosotros somos su lugar seguro, el único que conocen. Y no, no es sencillo estar en ese lugar, no es sencillo tomar decisiones, no es sencillo ser adultxs y animarnos a observar en forma crítica nuestra propia crianza y el niño o la niña que fuimos.

Biencriar no es un conjunto de reglas que hay que seguir puntillosamente; sino, con simpleza, es criar a partir del respeto y del amor.

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