Las vacunas y otros procedimientos dolorosos (porque sí, ser pinchado o pinchada es doloroso, no vamos a negarlo ni a ocultarlo) pueden ser momentos más agradables si aplicamos ciertas estrategias, no necesariamente farmacológicas.
La Organización Mundial de la Salud tiene en cuenta estas estrategias, por eso en su página www.who.int desarrolló un documento llamado “Por una vacunación más agradable”, publicado en 2015.
Si está en nuestras manos hacer que un bebé, niño o niña sienta menos dolor (o que no lo sienta) tenemos que trabajar por ello. Para esto tenemos que actualizarnos como agentes de salud y tener en cuenta que los bebés, niños y niñas son sujetos de derecho; y así como las vacunas son su derecho, también es importante hacer que el momento sea más agradable.
Entre las recomendaciones, la OMS sugiere:
- Anticiparle al bebé, niño o niña lo que va a suceder con palabras sencillas.
- Que el bebé, niño o niña esté acompañada/o siempre por un adulto o adulta.
- Que este adulto/a pueda sostenerlo, abrazarlo y consolarlo durante el proceso (no hace falta dejar al bebé en la camilla, por ejemplo).
- Que el personal de salud que vacune (o saque sangre, para dar otro ejemplo) esté calmo e informado.
- Y, para bebés, dice claramente (cito textual): “Es conveniente dar el pecho a los lactantes durante la vacunación o inmediatamente después, siempre que no resulte contrario a las costumbres locales”.
Este procedimiento se llama “Tetanalgesia”. Importante: no hace falta esperar para dar el pecho cuando administramos vacunas orales (en nuestro país la única oral que se administra es la Anti-rotavirus). Dar el pecho durante la administración de la vacuna no causa broncoaspiración, reflujo, ni otras patologías en bebés, y tampoco interfiere en la respuesta del cuerpo a las vacunas.
A los bebés que no toman pecho se les puede ofrecer chupete, si es que usan, dado que la succión libera endorfinas que calman las sensaciones desagradables.
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