Algo que nos da mucho miedo cuando volvemos al trabajo fuera de casa es que el o la bebé no «agarren» la mamadera.
Muchas veces buscamos «practicar» antes; y otras tantas veces los resultados pueden ser infructuosos, lo cual nos genera más miedo y angustia.
No hacen falta sesiones de práctica ni empezar a probar un tiempo «equis» antes. Cuando el o la bebé se queden con su cuidador, generarán con él o ella la misma dinámica que necesiten para pasar ese tiempo. Lo importante: presencia, abrazos, miradas y caricias.
Si la mamadera no funciona (o no queremos usar mamadera) el vasito es buena opción. Algunos bebés no aceptan leche extraída, esperan a su mamá y luego «compensan» tomando mucha teta, lo cual es bastante común.
Dependiendo de la edad del bebé y la cantidad de horas de separación, evaluaremos las opciones que tenemos. Para esto también podemos recurrir a la ayuda de una puericultora.
Seguimos peleando por licencias de mapaternidad que preserven la salud física y mental de la díada, y que no sean incoherentes con las recomendaciones que hacemos desde la salud.